Los emprendedores con éxito no han llegado por casualidad. Su posición requiere de un cóctel de pasión por lo que haces, tener una idea clara, encontrar un nicho de mercado por explotar, reunir un equipo perfecto y por supuesto, dejar de marear la perdiz y lanzarse a la piscina.
Cervezas Alegría es un caso de éxito. Hemos querido conocer su trayectoria como emprendedores, cómo empezó todo, los pasos que dieron y cómo les va. Y allá que nos fuimos Toni Vidal de Immersion Group , y el que suscribe, Paco Beltrán de Molamolamedia.
Érase un Valle llamado Alegría
Todo empezó un invierno de 2010 en el Valle de la Alegría. Nigüelas, un pueblecito de Granada fue el lugar dónde nació un pasión, una idea y un proyecto que hoy es realidad.
Guille e Irene se conocieron por tierras de Granada, donde ambos coincidieron en la etapa final de sus estudios. A su pasión por la cerveza, entendida como el mejor momento para compartir con amigos, se sumó su formación en el universo de la microbiología. Así empezó todo. La idea de montar un local, un bar dónde los amigos pudieran disfrutar de una cerveza artesana fabricada allí mismo.
Pasaron unos años con la idea y el proyecto y se presentaron a la segunda edición de Lanzadera. De los 1.210 proyectos presentados aquel año, el suyo pasó el corte y tiró hacia adelante junto con otros 20. Guille nos cuenta que ese aspecto fue decisivo. «fue estar con una idea en la cabeza y de repente tener que lanzarte, dar el paso». Para él, la clave está en su apuesta por «la calidad» y en haber apostado por un nicho de mercado por explotar. Nos cuenta que si en EE.UU la cerveza artesana representa el 8 por ciento de mercado y en países cercano como Italia, supone un 6 por ciento, aquí asegura «no llegamos al uno por ciento». Hay mercado, porque «el consumidor evoluciona y sabe apreciar los sabores», explica Irene y además se está produciendo un boom de fabricación artesanal. Hasta el punto de que ya se ha constituido como asociación de fabricantes artesanales de cerveza una veintena de emprendedores.
La idea, un espacio, un nombre original y un logo que lo identifica; unido a un packaging atractivo y a la calidad del producto, son las claves de este éxito. Al que se suma Lanzadera y el crowfunding con familiares y amigos.
Preguntados si no estarían aquí sin Lanzadera, ambos coinciden. Fue el empujón definitivo, «animarnos a dar el salto». Si bien, la idea inicial evolucionó por circunstancias ajenas. Buscaron local por zonas céntricas de Valencia y la legislación y los permisos y sus plazos, algunos de hasta un año, hicieron que el bar con fábrica de cerveza, se convirtiera en una fábrica de cerveza con bar.
Hoy es una realidad ubicada en Massanassa (Valencia) en un polígono industrial al que puedes llegar en cinco minutos andando desde la parada del metro. Bar con actuaciones en directo y variedad de cervezas para satisfacer a todos los paladares. Volveremos a tomar una estupenda cerveza, que digo una…, varias. Suerte y gracias por compartir con nosotros vuestra experiencia como emprendedores.
Más info: www.cervezasalegria.com
Paco Beltrán Creative Media
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